y el destino, se me antoja inescrutable.
Mi mirada;
se pierde en un confín de verdes aguas,
E instalada en el silencio confidente,
torna las amapolas a azuladas.
Un instante plañidero, crea margaritas que desarman.
Alocadas, mis manos estrujan palabras inexactas.
Y, el cuaderno que ideé para entenderme,
renegrea de trazos enturbiados,
por la lluvia de ojos que no escampan.
Porque a menudo, sin quererlo posiblemente, con buenas maneras y malos consecuentes, escribimos secuencias extrañas, que ni uno mismo entiende. ¿Cómo va a comprender, por lo tanto, quien no escribiéndolas, al interpretarlas, siente?
ResponderEliminarBellisima esa tarde de reflexiones, viajando sin protección por el peligroso mundo de los recuerdos.., asi la vivo yo hoy contigo.., no obstante Pilar, levantemosla con la fuerza de nuestras manos, entre 4 no hay losa que se resista.., creemos tardes nuevas, cuadernos en la vida
ResponderEliminarBesos mil y un fuerte abrazo
La profundidad de tus palabras refleja la de tu espiritu
No son inexactas las palabras, sino certeras. Pero debería escampar la lluvia o tendrás ojeras..
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